Hace casi dos meses mis padres vinieron a vivir con nosotros por un tiemo breve, hasta que encontraran una casa para ellos, a su gusto. Esta casa, sin embargo, tampoco es nuestra sino de mis suegros, quienes no viven aquí.
Aunque al principio fui un poco dificil para todos acostumbrarse al cambio y a convivir nuevamente con mis padres y mi esposo con sus suegros, conforme ha pasado el tiempo la convivencia se ha ido haciendo cada vez más sencilla. Además, ellos se divierten arreglando, parchando, modificando, transformando o remodelando cada pequeña esquina de esta casa que ha estado descuidada por muchos años.
Es increible verla ahora y darse cuenta cómo ha cambiado. Se puede decir que todo esto fue hecho por Dios, estaba dentro de sus planes que ellos vinieran y llenaran la casa de vida, de luz y de detalles nuevos y maravillosos. Mi suegra, desde el exterior, siente que es una bendición. Mi esposo, cada día se queda admirado por cada cambio y mejora que le ve a la casa.
Aunque sé que en algún momento mis padres tendrán que irse a su propio hogar, siento que están ya en casa, con nosotros, a pesar que cuando uno toma vuelo y hace su propia familia, necesita independencia y su propia casa, Dios hapermitido que esta unión atípica, sea muy placentera y nos traiga mucha felicidad.
Seguramente, el día que tengan que salir de aquí, dejarán un gran vacío, pero nada habrá sido en vano, pues querremos más la casa, la cuidaremos más ya que habrán dejado un poco de ellos en cada pared; no habrá sido en vano porque esta experiencia nos invitará a quedarnos tal vez un tiempo más aquí hasta antes de tener nuestro propio hogar. Además, esta experiencia también enseña a recordar el amor de los padres, la entrega absoluta y todo lo que son capaces de hacer por vernos felices. Esto es de mucho valorar.
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