lunes, 11 de abril de 2011

día trece: fortaleza

Mi esposo está al borde del colapso. Está hace poco más de 3 años en un trabajo que poco a poco se ha ido convirtiendo en una cárcel, en un mal necesario, en el principal motivo de nuestras distancias y posteriores peleas.

Aunque ya hemos aprendido a manjarlo mejor, él está buscando otro trabajo que le de un poco más de vida y vida con su familia, a la que ya queremos agregarle este año un miembro más. Esta tarde me lamó para acompañarlo hasta antes de una entrevista de trabajo. Estuve con él pero su cita se canceló. Con frustración llegamos a la casa a hacer las cosas de todos los días. Noté su todavía gran desilución y hastío hacia su trabajo.
Dios nos regaló el Salmo 23 que dice así:

23 El Señor es mi Pastor
Salmo de David.
El Señor es mi pastor;
nada me falta.
Me hace descansar en verdes pastos,
me guía a arroyos de tranquilas aguas,
me da nuevas fuerzas
y me lleva por caminos rectose
haciendo honor a su nombre.


Aunque pase por el más oscuro de los valles,
no temeré peligro alguno,
porque tú, Señor, estás conmigo;
tu vara y tu cayado me inspiran confianza.


Me has preparado un banqueteg
ante los ojos de mis enemigos;
has vertido perfume sobre mi cabezah
y has llenado mi copa a rebosar.
Tu bondad y tu amor me acompañan
a lo largo de mis días,
y en tu casa, oh Señor, por siempre viviré.
Que Dios, nuestro pastor, cuide nuestros pasos todos los días de nuestra vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario