jueves, 21 de abril de 2011

día veintitres: el dinero

De que le sirve al hombre ganarse el mundo si se pierde? nos dice la palabra; y esto quiere decir que ganar mucho dinero, acumular títulos y reconocimientos no le garantizan a nadie la felicidad.

Hablar de dinero en el matrimonio es muy incómodo, sobretodo si ambos en una relación saben la independencia económica de la que gozaban antes de casarse, ya que después del matrimonio, "lo tuyo es mío y lo mío es tuyo" verdad?

Entonces, cuando empiezas las conversaciones sobre los pagos de la casa, los desbalances, las deudas, arreglar el carro, ahorrar, etc... es casi inevitable generar un ambiente incomodo en la conversación.

Esta tarde yo meditaba sobre esto. Mi matrimonio no es un matrimonio machista ni feminista; simplemente cada uno hace lo que mejor sabe hacer; y si se trata de administración del dinero, yo soy mejor que el, por ello me encargo en gran parte de los pagos de las tarjetas, guardar para las salidas extras, ahorrar algo para los imprevistos, etc... Y a pesar que desde que estamos casados hemos tenido uns economía un poco austera o ajustada, nunca nos ha faltado nada, y es más, siempre nos hemos dado gustos, claro, soy muy consciente que mi esposo se ha desprendido bastante de su independencia económica para que yo administre parte de sus ingresos para la familia.

Y fue necesario meditar esto ya que estos días él ha podido "darse algunos gustos extras muy particulates" y que por acuerdo mutuo decidimos que las responsabilidades de pago las resolveríamos después para que estos gustos se puedan hacer prevalecer. Sin embargo, estuve muy tentada en hacerle ver que yo no estaba gozando como él de esos gustos y que incluso en una pequeña repartición de un saldo, yo era la menos favorecida. Bueno, Dios te ensenada a callar cuando es necesario.

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