Hoy fue un día muy bonito. Mi esposo y yo salimos temprano a ver unos terrenos fuera de la ciudad, ya que nos está interesando la posibilidad de vivir por allá. Después de deslumbrarnos con ilusiones de cómo sería nuestra casa en el campo, almorzamos por la plaza y regresamos a casa a descansar.
Los dos tenemos esta ilusión, y los dos sabemos que la inversión de un terreno y de construir una casa en las afueras es casi la misma que la de comprar un departamento pequeño en una zona no muy bonita dentro de Lima. Pero los dos samebos también que esto implica un riesgo. Para empezar, el riesgo de la situación política actual que está en una cuerda floja, y por otro lado, el riesgo de acostumbrarse a vivir tan lejos de la ciudad...
Dentro de todos estos pensamientos, de lo que nos dice la racionalidad y la emoción... pienso que no podemos decidir nada si no lo oramos antes.
Mañana será día de oración.
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